La historia de nuestra comunidad tiene sus raíces en los finales de los años sesenta, cuando nace la Casa del Pueblo. Este lugar se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad, donde compartían y, en muchas ocasiones, debido a las necesidades de la época, participaban en un comedor popular que funcionaba allí. Con el tiempo, la Casa del Pueblo se transformó en una Comunidad Eclesial de Base (CEB) conocida como la Capilla Arturo Prat. Esta estuvo a cargo del Hermano Luis Muñoz, con el apoyo invaluable de las Hermanas Columbanas, quienes la hicieron florecer y le infundieron un espíritu de servicio. Durante este período, la alegría y la construcción de comunidad con los niños de los alrededores se manifestaron a través de las "Colonias Urbanas", donde los jóvenes crearon un espacio para que los niños se divirtieran y crecieran en un ambiente guiado por la Palabra y las enseñanzas de Dios nuestro padre.

 

Se dice que los primeros bautizos en nuestra comunidad tuvieron lugar un 25 de agosto de 1970. Esta fecha se eligió para celebrar nuestro aniversario, ya que el bautismo marca el inicio del camino para convertirse en hijo de Dios y miembro de la Iglesia. Decidieron recordar el inicio de la comunidad con esta celebración significativa.

La comunidad continuó su crecimiento, paso a paso, con seguridad, pero siempre manteniendo la alegría, el esfuerzo y la sencillez que caracterizan a su gente la que hasta el día de hoy aún sigue vivo ese sentir. Sin embargo, la mañana del 6 de enero de 1984, debido a circunstancias aún no del todo claras, todo cambió en cuestión de minutos cuando un incendio devastador destruyó nuestra comunidad. Fueron momentos tristes, llenos de dolor, pero también transformadores, ya que de entre las ruinas y las cenizas, emergió la figura de nuestro Cristo, resistiendo el fuego en su torso. Este evento llenó de fuerza y esperanza a la comunidad, que interpretó este episodio como un signo de renacimiento desde las cenizas como dijo en su momento el Hno. Luis Muñoz.

 

Así nació lo que hoy conocemos como la Comunidad Cristo Quemado, con la colaboración de las comunidades cristianas de Pudahuel Norte, el apoyo del vicario de la zona oeste en ese tiempo, el padre Oliver, el proyecto "Trabajo para un Hermano" y todas las personas de la Villa Arturo Prat, se convirtió en una realidad. Durante 53 años, hemos compartido la buena noticia y el pan de vida, y esperamos seguir haciéndolo por mucho tiempo más. Recordando las palabras del Hermano Luis Muñoz en julio de 1985, durante la celebración de re-inauguración de nuestra Capilla: "Cristo está con nosotros, no estamos solos. La fuerza viene de ahí".

Comunidad en Imagenes

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